En las profundidades de la vereda Dos Quebradas, en el municipio de Puerto Guzmán, Putumayo, Aurora Zamora vive una historia de amor, resiliencia y esperanza. Su hijo Neider Zamora, de 9 años, sufrió quemaduras de tercer grado en su rostro, que implican dolor físico y la necesidad de viajar a la capital.
La travesía de esta familia de escasos recursos significó un arduo recorrido. Desde su vereda rural, debieron navegar el río Caquetá en deslizador, recorrer en campero, canoa y carretera hasta llegar a Bogotá. Su destino: la Fundación del Quemado, donde Neider recibe tratamiento para recuperar su rostro.
Gracias a nuestra alianza, la Fundación Dharma ha sido su luz en medio de la adversidad, brindándoles alojamiento, alimentación y un espacio de esperanza. «Nos han dado un gran apoyo«, comparte Aurora con gratitud, recordando incluso algunos juguetes que permitieron a Neider compartir con otros niños del hogar.
Su historia es un verdadero ejemplo de amor maternal, y fortaleza inquebrantable. Neider y Aurora poseen esa capacidad humana que se requiere para sobrevivir ante la adversidad y transformar el sufrimiento en resiliencia.