Para Betsy Corredor y Teo Parra, una joven pareja de venezolanos con dos hijos, el destino les cambió el curso de sus vidas, cuando a su hija Aranza de 9 años, le fue diagnosticada en el año 2020 una leucemia, situación que los obligó a viajar a Colombia para buscar un tratamiento adecuado y mejorar su salud. Al comienzo Betsy y Aranza vinieron a Bogotá, en donde en medio de su angustia, conocieron a la Fundación Dharma, través de una mamá en el HOMI.

En Dharma encontraron hospedaje, alimentación y el cariño de quienes trabajan en la fundación, así como el de otras familias beneficiarias, que atraviesan por situaciones similares. En este lugar, afirma Betsy ”nos hemos sentido como en casa, es un ambiente muy tranquilo, agradezco la excelente atención que nos han brindado, la ropa, los detalles que recibimos, siempre los recordaré”.

La fe y la esperanza nunca la perdieron y el tratamiento de Aranza avanza por buen camino, eso hizo que esta familia se reuniera de nuevo y buscara nuevos rumbos y empezaran una nueva vida en la vereda Tocarema Alto del municipio de Cachipay Cundinamarca, donde viven hace un mes. Teo, su padre y Betsy ya encontraron trabajo, su hermano Sebastián ya vive acá y la pequeña Aranza entró a cursar primero de primaria, en la escuela de Tocarema. A ella le va muy bien en el colegio y sueña con ser doctora, mientras hace nuevas amistades ella disfruta su tiempo libre pintando y montando bicicleta.

Sus parientes y amigos en Venezuela son lo que más extraña esta familia, que con mucho esfuerzo está luchando por sus nuevos proyectos, así como por cumplir el deseo de volver a su país. Ellos son un gran ejemplo de resiliencia que con muchas dificultades ha superado la adversidad, pero que se levanta cada día a entregarlo todo para que pronto puedan reunirse de nuevo, con sus seres queridos.

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