La Fundación Dharma se caracteriza por ser un hogar para niños con cáncer u otras enfermedades graves, un lugar donde la lucha es dura y agotadora. Pero siempre, manteniendo la cabeza en alto y la esperanza bien templada. Sin embargo, también entendemos que para un niño, cualquier afección médica puede convertirse en un martirio, y que si no cuenta con los medios económicos o la ubicación geográfica adecuada, sus problemas pueden crecer a un punto que su vida se podría ver seriamente afectada.

Este es el caso de Sofía Maritza Ortega, una dulce niña de 6 años de edad, perteneciente a una familia de pescadores provenientes de Puerto Carreño, Vichada. Una tarde, ella iba en la bicicleta con uno de sus 4 hermanos, él perdió el control, y Sofía al caer sufrió una grave factura en su brazo, que principalmente dañó su codo.

Su padre, don Juan Ortega, oriundo de la zona, la llevó de inmediato a recibir atención médica, pero el trato recibido fue paupérrimo, al punto que lastimaron más a la niña de lo que la ayudaron. El mayor problema, fue que la zona que se fracturó tiene relación directa con el crecimiento del bracito, y si no era atendida correctamente, podría presentar deformaciones en el futuro.

Don Juan, desesperado, acudió a una trabajadora social que es muy afín a la fundación, y ella los remitió para ver si en la capital los podían ayudar. Obviamente, acá, en la Fundación Dharma, todo niño es valioso, y si está en apuros nosotros haremos todo lo posible para ayudar. Juan Ortega y su niña, llegaron hace pocos días a la ciudad, y con la atención médica brindada, ella ya está en proceso de recuperación, y lista para volver prontamente a su tierra.

Sofía tiene dos motivaciones claras en su vida, colorear y jugar con su perrito, que ella de cariño ha nombrado, “Negro”. Todo el tiempo habla de su perro, y no ve la hora de volver con su padre a Puerto Carreño, para así poder jugar y dibujar a su mejor amigo, el adorado perrito de la familia Ortega.

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